Jesucristo, Rey del Universo…última Solemnidad del Año Litúrgico y firme convicción de que solamente el amor tiene preminencia sobre todas las cosas, a pesar de los retos y la adversidad que el mundo nos presenta en este tiempo.
La vida cristiana supone el caminar con esta confianza, afianzados en la oración, la acción y el encuentro con Dios y con los demás. Palabras difíciles de hacer vida, sobre todo cuando escuchamos a diario el drama del dolor y de la enfermedad, de la muerte. Sin embargo, a todas estas realidades, debemos hacer frente con la confianza de que el Señor de la historia, Rey del Universo, ha asegurado para nosotros ya la victoria.
Es cierto que por la contingencia sanitaria por la que atravesamos, este año habremos de vivir de manera diferente esta magna celebración, sin embargo, nuestro Padre y Pastor nos ha invitado a no estar tristes, la pandemia nos hace una llamada a volver a lo esencial. Hemos visto nuestro templo parroquial recibir a distintos niños de los diferentes centros de catequesis que se han cercado al Banquete que Jesús les ha preparado y que es prenda del Banquete de las Bodas ternas en su Reino. La Eucaristía y la Confirmación, donde otros adolescentes recibirán al Espíritu Santo, nos recuerdan que la vida eterna se hizo para nosotros, y que debemos acogerla con gratitud y con mucha esperanza.
Hacemos un llamado a todos los fieles de nuestra parroquia a sentirnos familia, porque en Cristo Rey, en verdad lo somos. Es el Señor que nos ha preparado un lugar donde la muerte, el dolor y la enfermedad ya no tienen consistencia. Pero no debemos desviar la mirada de esta realidad que hoy nos exige testimoniar nuestra alegre esperanza. Digamos todos juntos: ¡Venga tu Reino!
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