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Insignias Episcopales

Por José Luis Padrón. Seminarista de 3o de Teología del Seminario Diocesano

INSIGNIAS EPISCOPALES

El 19 de marzo de este año, solemnidad del señor san José, amanecimos como Iglesia Particular de Ciudad Valles, con la tremenda noticia de que SS. Francisco había designado como VII Obispo diocesano a Mons. Roberto Yenny García, del clero de la Diócesis de Tampico.

Nuestra Iglesia ha puesto manos a la obra para preparar la ordenación episcopal de aquel a quien el Papa ha encomendado el gobierno y pastoreo de nuestra Iglesia Vallepolitana. Por eso mismo, a través de estas líneas, queremos recordar algunas insignias propias del Obispo. Queremos que el conocimiento sea un medio a través del cual podamos valorar la importancia de la figura del Obispo al frente de una Diócesis.

¿Qué es una insignia? Según el Diccionario de la lengua española es una señal o distintivo que tiene la función de indicar un oficio. El Obispo lleva unas insignias que lo identifican como lo que es: Cabeza y Pastor de una porción del Pueblo de Dios a él confiada, en este caso, su Iglesia Particular, a imagen de Aquel que es su única Cabeza y Pastor: Jesucristo.

En el motu proprio Pontificalia insignia (21-VI-1968), Pablo VI indicó cual era el uso de las insignias pontificales, es decir, del anillo, el báculo pastoral, la mitra y la cruz pectoral. Siendo el Obispo sucesor de los Apóstoles, es natural que tenga símbolos que, de alguna forma, traduzcan materialmente la realidad sobrenatural de la excelencia de su condición. Ahora explicamos un poco acerca de ellas:

La Mitra: cubre la cabeza con dos bandas que cuelgan sobre los hombros, llamadas ínfulas, que representan llevar la ciencia de los dos Testamentos en el gobierno pastoral. El Obispo ornamenta su cabeza con la mitra para significar que representa a Aquel que es Cabeza del Pueblo de Dios. Significa la preeminencia en la santidad y también es un signo de autoridad. “Brille en ti el resplandor de la santidad, para que cuando aparezca el príncipe de los pastores, merezcas la corona de Gloria que no se marchita”. Palabras dichas durante la ordenación episcopal. Su origen lo encontramos en el judaísmo antiguo. Desde el Antiguo Testamento vemos la costumbre de que los Sumos Sacerdotes portasen una cobertura para la cabeza, como encontramos en el libro del Levítico, donde hay una referencia a los hijos de Aarón: “Después mandó que se aproximasen los hijos de Aarón, y los revistió de túnicas y de cinturas, poniéndoles también mitras en las cabezas, como el Señor le había ordenado” (8,13). Su uso se remonta al año 1000 siendo antes de esta fecha utilizada por algunos Obispos, y después, de uso universal en la Iglesia. Nos viene bien recordar lo que bellamente expresa Durand acerca de la mitra: “El Obispo bendice, con la cabeza recubierta con la mitra; él ejecuta entonces una función toda divina. Dios bendice por su ministerio; pero, cuando él reza, él la retira: es entonces el hombre que se humilla delante de Dios”.

El Solideo: usada por el Papa, Cardenales y Obispos, varía el color conforme al oficio. El del santo Padre es blanco, el de los señores Cardenales es rojo y el de los Obispos morado. Su nombre es una palabra latina que significa “solo a Dios”. Se trata de un casquete que cubre la parte posterior de la cabeza de quien lo usa. Signo de total entrega y consagración a Dios. Los presbíteros que son obispos electos (nombrados, pero no consagrados aún) acostumbran usar el solideo morado al celebrar la santa Misa. En algunos lugares al darse a conocer la noticia de su elección, reciben el solideo por parte de otro Obispo.

El Báculo: es un bastón largo, signo exterior de la tarea pastoral del Obispo, quien en nombre de Cristo apacienta a la Iglesia de Dios, llevando en su mano el cayado del pastor. Le recuerda al Obispo que ha de velar por el rebaño con una actitud de servicio y amor, a imagen del Buen Pastor. Se tiene noticia de que en el siglo IV él ya era usado por algunos Obispos. Los Obispos sólo pueden usar el báculo en el territorio de su diócesis.

El anillo episcopal: En todos los tiempos y en prácticamente todos los pueblos, el anillo personificó el símbolo de autoridad, de dignidad y de preeminencia: él es para la mano lo que es la corona para la cabeza. En el caso del Obispo es signo de fidelidad, entrega y amor a la Iglesia, su Esposa. A los Obispos se les pone el anillo el día que son consagrados y deben usarlo dentro y fuera de las celebraciones litúrgicas en el dedo anular de la mano derecha porque es la mano con la que bendicen.

La Cruz pectoral: Es una cruz que cuelga alrededor del cuello y sobre el pecho del Obispo, le recuerda el gran amor que Dios ha tenido al dar su vida por nosotros en la cruz. Su uso se remonta al s. XIII. Para los primeros cristianos, era costumbre portar algún objeto sagrado que servía para evocar el recuerdo de Nuestro Señor Jesucristo. Cuando era grande el peligro, a veces traían en el pecho la Santísima Eucaristía. Más tarde, habiendo disminuido las persecuciones, se pasó a usar la cruz en el pecho, como señal clara y distintiva del fiel cristiano. A partir del s. XIII pasó a ser una insignia propia del Obispo. Al portar siempre sobre sí la cruz bendita, el Obispo se siente invitado a hacer suyas las palabras del apóstol “Estoy crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”.

Fuera de las celebraciones litúrgicas el Obispo usa como vestidura sotana negra, ojales, botones color morado, faja de color morado con flecos y una capa corta que se llama esclavina.

El hábito coral: tanto en su diócesis como fuera de ella, consta de sotana color morado, una banda de seda del mismo color con los flecos de seda, roquete, muceta de color morado, cruz pectoral sostenida sobre la mucetas por un cordón color verde, solideo color morado y bonetes del mismo color.

Las insignias episcopales son símbolos que, de alguna forma, intentan traducir en lenguaje material lo que es de una excelencia superior. Así como los diversos sacramentos expresan múltiples aspectos de la gracia sacramental, del mismo modo, en la ordenación, se entrega al Obispo el anillo, la mitra y el báculo (podríamos también incluir, en el significado, la cruz pectoral) “en señal de su misión apostólica de anunciar la Palabra de Dios, de su fidelidad a la Iglesia, esposa de Cristo, de su ‘munus’ de pastor del rebaño del Señor.” Estas son las realidades superiores e impalpables que las insignias episcopales traducen a nuestros sentidos.

Agradecemos a Dios que nos ha dado un nuevo Obispo y te invitamos a unirte en oración a Dios por él, deseamos que el ministerio episcopal de Mons. Yenny García sea siempre fecundo, lo encomendamos bajo la maternal protección de santa María de Guadalupe, Patrona de nuestra Iglesia Diocesana.


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